Acabo de
atravesar sesenta barreras.
Sesenta
estocadas atravesaron mi pecho
lo cual
significa que soy una persona mayor
una persona
y su hojarasca
una persona
cubierta de pétalos de acero.
Acabo de
atravesar todos los mares
todos los
cúmulos irreversibles de la conciencia
todas las
luciérnagas envenenadas
que nunca me
robaron el sueño.
Acabo de
mirarme en un espejo de calendas verticales
y reciclo
sus páginas en mieles de alabastro
donde alguna
vez gimoteó la desidia.
Acabo de ondear
en las banderas simuladoras de esperanza
y retorno al
anfibio de mi pubertad indivisible
mientras
alguna nana parlotea en los altares
y mi útero
revienta entre papeles.
Acabo de ser
yo…