Camino
sobre cuerda escalofriante
que
acompaña mi ronda por la vida
cuando
apuesto, todo a nada, en partida
de
un futuro silencio, lacerante.
Puedo
ser incansable caminante
de
la arcilla, la madera, el acero...
Y
no importa, en el fondo, cuanto quiero
es
ser ave y disparo altisonante.
Si
me condena el ojo intolerante
ya
sabéis que el sendero es un instante
del
cual siempre he vivido convencida.
Por
lo pronto, juguemos sin medida
que
Vida es una carta y lo primero
es
quitar nuestra carne del brasero
(y lanzar piedras con la voz)
Marlene, un gusto volver a leer tu poesía. Estoy de vuelta(había olvidado cual era mi clave. La tenía anota por ahí) Un abrazo amiga.
ResponderEliminarEl gusto es mío de volver a tenerte por acá, querido amigo!
EliminarMe resulta muy bien el soneto, amiga. Dice muy bien.
ResponderEliminarBeso