no sé si el
viento puede galopar sobre el hábito
de llevarnos a la boca la esperanza.
simplemente
inventamos la
excusa para abrir los ojos
tras la liturgia
de los mercaderes del sueño.
la gente rompe
los harapos de su nostalgia
necesita calzar
espuelas
sacudir altavoces
en fin
tener más luz
y menos leyes que bendigan a
holgazanes
para que el
llanto no quede a la deriva
ni rebote en el corazón.
ni rebote en el corazón.
Un poema que me resulta estupendo, amiga. Qué bien!
ResponderEliminarBeso