XVI
Ciudad de la Furia
¿por qué intentas abrir mis piernas
en la
falsa caricia?
¿No ves
acaso
que tengo coartada para la voz?
El centinela pasa con su hambre a cuestas
y nos echa pedacitos de incertidumbre
mientras recobro la noche del insomnio
que me
obliga a escribir a cántaros
en el espacio del limbo
donde descansarán tus huesos.
Te ha quedado como la mesa, amiga, redondo.
ResponderEliminarBeso