Todos conservan cicatrices
-acústicas
perfumadas de inocencia-
de aquel jueves en Madrid.
Puedo engendrar la palabrota
-no cabe el eufemismo-
para describir la longitud de mi caverna
sangrante
y los túneles del odio.
¡Cuánta fetidez entre los muros del recuerdo!
Se me da muy bien el poema, amiga. Muy bien!
ResponderEliminarBesos