(en Biblioteca de la AMCL)
XL- TRES EPÍSTOLAS brevísimas
en
tardío brote mi ciruelo florece
Mundo, orate amado, con
bondad me levantas
sabiendo qué rudo es el
consuelo de mi otoño.
¿Acaso tu rostro no
divisa esta hojarasca
posarse en la vertiente
inagotable del polvo?
Peregrina sigo entre
jaurías y coartadas
para entregarme a tu
manada como un cachorro.
Primera
años se clavaron en mi ojera vespertina
en
el tronco marchito a fuerza de la nostalgia
pero puedo parirte una flor todos los días
y
entonar poemas de huracán en la distancia
Segunda
el palacio de donde me
observas tiene luces
que antes fueron tuyas
y ya no brotan de ti
fuerte sol me castiga
clavándome sus cruces
convencido de que
siempre podré resistir
Tercera
amado mundo, aborrecido claustro, universo
concédeme esta vez la presunción de inocencia
no
me cuelgues esa oscura medalla del necio
porque cultive un ciruelo mi vana poética.
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