RONDA SIN VARIACIÓN SOBRE UN TEMA DE
JORGE QUE, A SU VEZ, FUE TOMADO DE UN TEMA DE DANTE
A toda hora me palpo sobre esa cuerda. Algún
nudo corredizo me suspende sobre el foso. La risa está en las paredes… Quién
aprieta el lazo. Quién me salva… Necesito unos ojos para la primavera… Soy
insustancial… Quién puede dibujarme un rostro y ensartar mis olvidos como nostalgias maduras. Qué enigma surca la
convocatoria del semen en estado de clímax para la próxima juerga… Mis piernas. El aullido. Tu risa acuchilla mi
silencio febril… Qué proeza vislumbrar detrás de los vitrales… No le tengo miedo al lobo. Vuelvo a cantar...
Traigo mieles en la cesta, mundos y mucho medioevo incinerado en la espalda. Hay mucho dolor, pero no miedo… Oh, nanas
-martillos que enarbolan mis ojeras-, si yo fuese el crimen cuántas muertes
moriría en tus brazos. Si yo fuera… Todo es parlamento. El papel ejerce su
tonada. Ejecuta mi hambre… Nadie tiene
su olvido embalsamado, pero tu sangre inunda mis venas. Soy la miel -o la hiel-
y no tengo miedo al lobo. Me entrego a la cruz para que no me devore el
insomnio… Cómo predecir el destino si vienes conmigo y apuras un trago de alma…
Tanteo las vísceras del mártir de tribunas. Burlo la saliva… Quién puede temer
a estas alturas… La cábala sin piedad se derrama en copa sangrante. O es mi
Habana la Gran Prostituta que bebe el orgasmo a la conformidad… No llueve un
sol, me dices… La bahía pudo ser la apuesta hermosa. En cambio, es tu risa la
luz. Ríe... Me cabe un muchacho de rocío en el pecho, aunque ya no den para más el amor ni el delirio y no podamos multiplicar panes ni peces… Yo
no tengo miedo al lobo. Soy insustancial… Cuál será el último círculo…
Caperucita vende sus colores sin licencia porque sí… Quién presume de atrapar
sus coordenadas, sus olores… Quién
conseguirá robar pedacitos a mi cuerpo… Con cuál navaja expondrá su signo entre
mis dientes… Eres un mal ladrón que hipoteca al corazón en las esquinas. Nunca
podrás llenarte los bolsillos de ternura o de Nirvana. ¡No! ¡Muerde! Cuando
sientas un arma aguijonea mis ijares y busca el centro... ja ja… Eres mal
ladrón. Faltan palomas silenciadas en San Marco -dices- o sobran palomas o palabras
-digo- son las grietas. Pero no tengo miedo. Sé lo que ocurre al otro lado de
la vida y no me derrumbo… Hay luna llena… Soy el caballo blanco que patea el
cielo.
Qué bien, amiga. No se me ocurre más, que decirte: Estupendo!
ResponderEliminarNaciste poeta, mi estimada, y, mantienes un nivel envidiable en tu decir poético.
Besos, paisana
Gracias, querido poeta.
EliminarTe echaba de menos!
Gran abrazo!!!
Que hemoso tu decir sin medias tintas ni ambages encubiertos. Eres poeta de las grandes, de esas que saben tocar el cielo con su voz. Gracias por existir. Un abrazo inmenso.
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