Tu verbo es la gran luna
ante el devenir de los astros
lujuriosos.
Un cantar me
repite:
no le manches
no le tires tanto amor que le
desplomes
no le eches a perder el
corazón con tanto fuego.
Busca el remanso
la cándida armonía
entre el
trópico y los ángeles
que se desbordan en las bocas
sin que nadie pueda impedir la
luminosidad de la carne.
MDenis©lágrimaviva
Hermoso poema. Gracias.
ResponderEliminarGracias a ti, Carlos Alberto.
EliminarSaludos!