Mi
voz no reclama los espejos.
En
el más allá no existen menguantes
sino
sombras
sin mapamundi.
Es
difícil ser dulcinea
gato
azul o
lámpara
cuando
queda sepultada la oración
en los senos de la noche.
Debo
agitarla en mi lengua
porque
ahora
-y sólo ahora-
no
llevo rabia entre los dedos.
MDenis©elolorranciodelamemoria
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