A Pedro Lemebel
Qué importancia pudo
tener el unicornio
que te abofeteó las dos
mejillas
y acribilló tu
militancia junto al eco
de las melodías hipócritas.
Qué importa si la
izquierda no fue zurda
para ovacionar tu
silencio a gritos
o si la raíz que te
arrancaron
engendró más veracidad
a tus palabras.
Qué puede importar la
lealtad
en las bellísimas
esquinas del pecado
donde solo el
escupitajo a la cara
es contestatario de la
razón.
Camarada
hoy te regalo todos los
unicornios
y azucenas rojas para
que cuiden tu cadáver
pero el unicornio no ha
de ser azul
-ese fue solo pantomima
o una simple metáfora
tan mundana como
la calavera del viento
que conjuga
idilios-.
Voy a regalarte un
micrófono
donde tu voz rompa las
travesías de lo necio.
MDenis©Lemebel2015
Cuba te expulsó, yo te retuve...
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