Siniestras manos que oprimen tu cuello
son las mismas que ayer te acariciaron
y arrebatan el último resuello
de vida que unos padres te legaron.
No perdones las manos asesinas
y en la tumba transfórmate en jilguero
que azote a la alimaña en las esquinas
del indigno y vulgar estercolero.
MDenis©2018
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