Autor: Juan Francisco Manzano, La Habana
A LA CIUDAD DE MATANZAS DESPUÉS DE UNA LARGA AUSENCIA
Testigo un tiempo, campo venturoso,
De tu maleza fui: manglar y uvero
En ti mecerse contempló el viajero,
Que frecuentó tu seno montuoso.
Ya en vano busco desde el puente añoso
Tus uvas, mangles, y el pajizo alero
De la abatida choza, do el montero
Su indigencia ocultó, mendigo, ocioso.
Todo desapareció: tu plaza crece,
Y a par huyendo, déjante poblado
Selva, maleza y campesina sombra.
Tamaña variedad júbilo ofrece;
Pues quien te abandonó tan desmedrado.
Hoy con placer filial te ve, y se asombra.
A LA CIUDAD DE MATANZAS DESPUÉS DE UNA LARGA AUSENCIA
Testigo un tiempo, campo venturoso,
De tu maleza fui: manglar y uvero
En ti mecerse contempló el viajero,
Que frecuentó tu seno montuoso.
Ya en vano busco desde el puente añoso
Tus uvas, mangles, y el pajizo alero
De la abatida choza, do el montero
Su indigencia ocultó, mendigo, ocioso.
Todo desapareció: tu plaza crece,
Y a par huyendo, déjante poblado
Selva, maleza y campesina sombra.
Tamaña variedad júbilo ofrece;
Pues quien te abandonó tan desmedrado.
Hoy con placer filial te ve, y se asombra.
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