Autora: Carilda Oliver Labra, Matanzas, 1924
CONSTANCIA DE LA MUERTE
Inevitablemente me TRASPASA
un MAR enorme y DURO amaneciendo,
un PÁJARO QUE ESTALLA sin estruendo:
raíz de remolino y furia y BRASA.
Un no dormir cansado que me pasa
entre PAREDES de temblor tremendo:
algo que aunque se acaba va viviendo
y está dentro de mí como en su casa.
¡Ah, tempestad de TULIPANES huecos
que arrastra confusión de niños SECOS
y MUERTE DE MANZANAS GOTA A GOTA:
cuando me llega en vértigo y latido
con su viaje de angustia repetido,
hasta creo yo misma que estoy ROTA!
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