domingo, 7 de abril de 2019

RONDA AL DESCUBIERTO POR GABRIELA



Lucero errante ilumina la noche
donde suelo conciliarme con la aurora.
Sucede que mis aristas con letra se pintaron
en la eterna danza de las horas.
Ocurre que edifico un poema en tu nombre
y su arquitectura frágil se deshoja.
Sucede que los horizontes del delirio
enmudecen nuestras bocas.
Ocurre que en ocasiones detengo el reloj
y entre versos reblandece mi roca.
Todo acontece infinito en el instante
donde tan mal van las cosas.
Oh, niña errante, en mi párpado dormido
hoy sólo tengo silencios
                                           silencios
y mis zapatos no alcanzan tu ronda
                                                ni los trigos
                                                             ni las olas.

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