Autor: Ramón Rubiera, La Habana, 1894
EL VIAJE INÚTIL
La mágica sirena de los senos de perla,
aladinesca reina del reino del Amor,
le dijo: -¡No te acerques a mi roca florida
con tu misal de súplicas!- al viejo trovador.
-Mientras en la floresta de tus óptimos años,
las albas emperlaron tu vernal floración;
cuando mis reinos únicos y miliunanochescos
eran tuyos, pasaste sin gustar mi canción.
Ya para ti mis áureos palacios submarinos
son tesoros difíciles. Sólo con el valor,
con astucia o violencia podrías conquistarlos.
Vuélvete, aventurero, guerrero, usurpador...
Él revisó su frágil bajel, y a la sirena
le respondió, bañado en lágrimas: -¡Adiós!
EL VIAJE INÚTIL
La mágica sirena de los senos de perla,
aladinesca reina del reino del Amor,
le dijo: -¡No te acerques a mi roca florida
con tu misal de súplicas!- al viejo trovador.
-Mientras en la floresta de tus óptimos años,
las albas emperlaron tu vernal floración;
cuando mis reinos únicos y miliunanochescos
eran tuyos, pasaste sin gustar mi canción.
Ya para ti mis áureos palacios submarinos
son tesoros difíciles. Sólo con el valor,
con astucia o violencia podrías conquistarlos.
Vuélvete, aventurero, guerrero, usurpador...
Él revisó su frágil bajel, y a la sirena
le respondió, bañado en lágrimas: -¡Adiós!
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