Autor: Manuel Navarro Luna, Matanzas, 1894
NOCTURNOS (fragmento)
II
Te amé mientras tú fuiste una verdad de espumas,
la certidumbre frágil de un pañuelo...
Entonces yo soñaba.
La mejor alegría del hombre son los sueños.
Mientras soñaba se hizo fuerte y pura la rosa
en un temblor maduro de campana y silencio.
Una verdad sólo existe para el hombre:
la verdad de los sueños...
Mientras soñaba todo lo alcanzaba mi mano,
en la espiga, en la ola, en la estrella, en el viento...
Entonces era mía la verdadera vida,
la vida de los sueños...
NOCTURNOS (fragmento)
II
Te amé mientras tú fuiste una verdad de espumas,
la certidumbre frágil de un pañuelo...
Entonces yo soñaba.
La mejor alegría del hombre son los sueños.
Mientras soñaba se hizo fuerte y pura la rosa
en un temblor maduro de campana y silencio.
Una verdad sólo existe para el hombre:
la verdad de los sueños...
Mientras soñaba todo lo alcanzaba mi mano,
en la espiga, en la ola, en la estrella, en el viento...
Entonces era mía la verdadera vida,
la vida de los sueños...
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