Autor: Rafael Esténger, Santiago de Cuba, 1899
TORMENTA
El luto del paisaje aduerme la alegría
de nuestros corazones: las alcobas desiertas
recitan en silencio la trágica elegía
de los ensueños truncos y las venturas muertas.
Ebrios del vino amargo de la melancolía,
recordamos los goces pretéritos, alertas
al clamor de los árboles: ruge la voz bravía
del aquilón que injuria y abofetea las puertas.
La lluvia hila y deshila su arrullo subitáneo;
el cielo es como gráfica hipérbole de un cráneo
que cubriera catástrofes de odios y de dudas.
Tu corazón arritmian voces supersticiosas,
y de pronto me ciñes y en mi pecho te escudas:
un golpe de truenos estremece las cosas...
TORMENTA
El luto del paisaje aduerme la alegría
de nuestros corazones: las alcobas desiertas
recitan en silencio la trágica elegía
de los ensueños truncos y las venturas muertas.
Ebrios del vino amargo de la melancolía,
recordamos los goces pretéritos, alertas
al clamor de los árboles: ruge la voz bravía
del aquilón que injuria y abofetea las puertas.
La lluvia hila y deshila su arrullo subitáneo;
el cielo es como gráfica hipérbole de un cráneo
que cubriera catástrofes de odios y de dudas.
Tu corazón arritmian voces supersticiosas,
y de pronto me ciñes y en mi pecho te escudas:
un golpe de truenos estremece las cosas...
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