El chirriar del acero
rompe el himen de la mañana
que me sorprende
en la
bruma del desahucio.
Tan veloz como el relámpago
destroza la pupila aferrada al recuerdo
¡y no consigo abordarlo!
No quiero distraer al maquinista
con una transformación de cartomancia
o alguna bandera blanca sobre el pecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario