Veo en los rayos
solares
que acarician la
mañana
los espléndidos
lugares
donde eres tú su
guardiana.
Te veo en cada
ventana
en mis poros y
el aliento.
Siendo tú mi
soberana
no necesito
alimento.
Si me sonroja el
tormento
cuando
encabritan los mares
me regalas tu
argumento
para eclipsar
los pesares.
Si me enrolan
avatares
expuestos a
sangre fría
me cubres con
los cantares
de Cuba y
Andalucía.
Me comparto con
el viento
donde ondea tu
alegría
y no existe
firmamento
que te iguale,
madre mía.
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