La última coartada está en el antifaz.
Hoy todos fuimos a parar
al borde del as de
espadas
donde sembraron su agonía los herejes.
Aquí yazgo
y voy hacia el grito.
Ningún consuelo hace el ruido necesario.
Nadie hinca su rodilla en el poema
ni acuna mi arrogancia
o pone versículos en el ayuno
bajo
pena capital.
La última coartada estuvo en el ciego
cuando vio
y le callaron los ojos.
MDenis©credodelospoetasalucinados
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