Autor: Virgilio Piñera, Matanzas, 1912
SOLICITUD DE CANONIZACIÓN DE ROSA CAGÍ
Por la presente tengo a bien dirigirme a usted
para solicitar una plaza de santa laica
en la Iglesia del Amor.
Un hombre me juró amor eterno,
pero su amor fue el infierno en la tierra.
Poseo en mi cuerpo más estigmas
de los exigidos por la Iglesia,
mayor cantidad de lágrimas
que las expresadas en centímetros cúbicos
en las planillas de las aspirantes a ser canonizadas,
mayor número de horas de insomnio,
y en mis rodillas unas callosidades tan elocuentes
que mis amigas me dicen:
Rosa la genuflexa.
Una noche
me hizo caminar como perra,
maullar como gata,
llorar como una niña
y cantar como anciana.
Otra noche
me obligó a besar el retrato de su amada,
y yo pensé que a lo mejor
él obligaba a su amada a besar mi retrato,
y esa misma noche
_no se sabe cuánta pena me da escribir esto_,
me gritó degenerada.
En cuanto al requisito exigido por su Iglesia:
"Amarás aunque te muelan a palos",
puedo asegurarte
que mi amor es inconmesurable,
a tal extremo
que ese hombre es mi Sumo Bien.
Mi todo y mi Nada.
Por tanto,
habiendo sido humillada,
ofendida, vilipendiada,
postergada y vejada;
habiendo sido configurada en esa extraña latitud
que es muerta en vida:
Yo,
Rosa Cagí,
en pleno disfrute de mis facultades mentales,
pido humildemente ser canonizada como santa laica
con derecho a figurar en los altares del horror.
SOLICITUD DE CANONIZACIÓN DE ROSA CAGÍ
Por la presente tengo a bien dirigirme a usted
para solicitar una plaza de santa laica
en la Iglesia del Amor.
Un hombre me juró amor eterno,
pero su amor fue el infierno en la tierra.
Poseo en mi cuerpo más estigmas
de los exigidos por la Iglesia,
mayor cantidad de lágrimas
que las expresadas en centímetros cúbicos
en las planillas de las aspirantes a ser canonizadas,
mayor número de horas de insomnio,
y en mis rodillas unas callosidades tan elocuentes
que mis amigas me dicen:
Rosa la genuflexa.
Una noche
me hizo caminar como perra,
maullar como gata,
llorar como una niña
y cantar como anciana.
Otra noche
me obligó a besar el retrato de su amada,
y yo pensé que a lo mejor
él obligaba a su amada a besar mi retrato,
y esa misma noche
_no se sabe cuánta pena me da escribir esto_,
me gritó degenerada.
En cuanto al requisito exigido por su Iglesia:
"Amarás aunque te muelan a palos",
puedo asegurarte
que mi amor es inconmesurable,
a tal extremo
que ese hombre es mi Sumo Bien.
Mi todo y mi Nada.
Por tanto,
habiendo sido humillada,
ofendida, vilipendiada,
postergada y vejada;
habiendo sido configurada en esa extraña latitud
que es muerta en vida:
Yo,
Rosa Cagí,
en pleno disfrute de mis facultades mentales,
pido humildemente ser canonizada como santa laica
con derecho a figurar en los altares del horror.
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