viernes, 5 de julio de 2019

CICLO DE POESÍA CUBANA

Autor: Francisco de Oraá, La Habana, 1929

BODAS

Ya el tiempo no me hiere
con la velocidad de su ceguera,
ni muero en lo que muere,
mientras mi compañera
quiera que el hambre de su ser no muera.

Con su color oscuro,
la incesante agonía del deseo
y el blanco fuego duro
bajo el ciego jadeo, 
que jineteando tiempo aguijoneo.

Bebo el ácido zumo
en la raja del fruto, en la costura
del alma, donde el humo
de Dios con su negrura
tiene entre valvas rosas abertura.

Absoluto agujero,
la noche que me esconde en apretura
y donde vivo y muero
es noche de locura
si meto el cuerpo ardiendo en su juntura.

Clavo en la noche, injerto
en la pulpa del ser, vulva despierta
para sueños de muerto;
placenta para el solo; absorta puerta
a lo más noche de la noche abierta.

Secreto de la esposa,
cama de vuelo y cópula de llamas
en una sola rosa,
cruz de raíz y ramas
que un solo árbol de huesos amalgama.

Una paloma junta
noche con noche, fuego y fuego en cada
vuelo a más alta punta;
y delira la nada
de feroces imágenes preñada.

En paloma redonda
el mucho ser un solo espejo anuda,
la ciega noche se ahonda
en su concha velluda, 
y el vuelo de la gracia se desnuda.

Duerme en ánfora toda
la furia, el vértigo toma contorno,
sube la noche a boda,
saca el amor del horno
rojas palomas con la muerte del torno.

La muerte se rezaga,
muerde en mi médula quemante unto
con dulzura de llaga,
y en recóndito punto
al ciego fondo de mi ser pregunto.

Toco mundo en su entraña,
su silencio que arropa sufrimiento,
y el tiempo en su maraña
y la noche que tiento
su entresijo me dan como alimento.

Y ya en mi boca el mundo
de un solo sentimiento se vacía
donde a ciegas me hundo:
Sufrimiento profundo,
¡Alegría! ¡Alegría!


No hay comentarios:

Publicar un comentario