Autor: Luis Pavón Tamayo, Holguín, 1930
SONETO
Son dos que se encontraron de repente,
al mirarse, se unen sus senderos;
son dos que se inspeccionen, agoreros,
se prometen el cielo mutuamente.
Dos que son la pareja consecuente
para seguir de amor los derroteros,
dar sentido a la noche y los luceros
de un mundo que parece estar ausente.
Son dos que se juntaron tanto para
el presente, el futuro, que es amargo
saber que viene el viento y los separa:
no estaban hechos para un viaje largo.
(Aunque, para decir verdad, se aclara
que nunca se olvidaron, sin embargo.)
SONETO
Son dos que se encontraron de repente,
al mirarse, se unen sus senderos;
son dos que se inspeccionen, agoreros,
se prometen el cielo mutuamente.
Dos que son la pareja consecuente
para seguir de amor los derroteros,
dar sentido a la noche y los luceros
de un mundo que parece estar ausente.
Son dos que se juntaron tanto para
el presente, el futuro, que es amargo
saber que viene el viento y los separa:
no estaban hechos para un viaje largo.
(Aunque, para decir verdad, se aclara
que nunca se olvidaron, sin embargo.)
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