Me
pongo la camisa a punta de taza de café
y
bajo escaleras
para
colisionar con el día que aguarda
sentado
a la vuelta de mis párpados.
Alguien
amortiza deudas en la guarida de la lealtad.
Me
tropieza y convida a inmolarme
ante
el fragor del vía crucis proletario
para
que no vaya a meter la pata
en
la crisis alucinógena de panfletos.
El
final está anunciado
o
ya estuvo echado en el sofá
más-turbado
que de costumbre
mientras
soy la incógnita de este laberinto.
MDenis©reflexionesdemujerpública
(imagen tomada de la red)
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