En la punta de la ballesta colgué el
seudónimo
y disparé a mi espectro.
Recogí la maleta de palabras
para suplir los últimos sucesos
que urgían de alguna tempestad.
Detrás del horizonte hay una máscara
que envenena a las gaviotas
y solo puedo perderme
en arrebatos clandestinos.
No hay más que unos versos jamás
escuchados.
¿Qué más da?
Soy la tinta de mi vena ensangrentada.
Me alienta el aire que roza la pupila
y engrandece el camino a borbotones.
Me alimentan la poesía sin fronteras
el escarabajo que recorre los matices de
mi pueblo
el cielo que fecunda una promesa.
Me levanta el suelo de la patria que me
abriga.
MDenis®bajoelcielo
Realmente hermoso poema, Marlene. Un gusto enorme. Vaya un abrazo...
ResponderEliminarCarlos Alberto Roldán. Administrador de Utopoesía.
Gracias, estimado Carlos Alberto. Abrazo recibido siempre en la esperanza de un futuro mejor. Reciproco el abrazo desde Barcelona, España.
ResponderEliminarMuy linda
ResponderEliminarMuchas gracias!
EliminarHermoso poema. Me identifico."Corté la corteza de mi sombra(...) y disparé a mi espectro.
ResponderEliminarMuchas gracias, Alicia. Abrazos!
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