Esta semana el ministro de Energía Raúl García negó que los últimos apagones que ha vivido Cuba tengan relación con la falta de combustible y los atribuyó a averías. Pero en los servicentros la carencia es patente. En La Habana se han formado largas colas para conseguir petróleo o gasolina, que escasean y los choferes se desesperan por las dificultades que les supone mantener sus empleos a falta de combustible.
Miguel Díaz Canel anunció que el Producto Interno Bruto había registrado un aumento del 2,2% en 2018, casi el doble del 1,2% publicado en diciembre. Este salto ha despertado la incredulidad de algunos expertos que ponen en cuestión los datos.
Francia ha aprobado una modificación de su ley de Sanidad que permite contratar a médicos cubanos en los territorios de ultramar. Hasta la fecha, solo profesionales sanitarios de la Unión Europea y otros países con convenios podían ejercer en el país, pero el cambio extiende a Guadalupe, Martinica y Saint-Pierre-et-Miquelon una excepción que ya existía en Guyana. Estas regiones, con un bajo índice de médicos por persona, aspiran a incorporar a los cubanos una vez cumplan con los requisitos de aptitudes profesionales y lingüísticas.
El paseo del Prado es una muestra del fracaso de un Gobierno que vino a acabar con las desigualdades. En la famosa avenida habanera conviven los hoteles de súper lujo con las cuarterías más pobres, las piscinas y spa con las viviendas sin agua corriente o los altos techos decorados con los edificios a medio derrumbar.
La Asamblea Nacional del Poder Popular aprobó por unanimidad, como es habitual, la nueva Ley Electoral, que mantiene la prohibición para los candidatos de hacer campaña política o presentar un programa a los ciudadanos. La permanencia de las llamadas Comisiones de Candidaturas se percibe como un freno al cambio, porque su papel consiste en elaborar y presentar los proyectos de candidaturas. Algunos cambios son la modificación del número de parlamentarios o la composición de los órganos de dirección.
Yoani Sánchez escribe sobre la tragedia del remolcador 13 de marzo: "Con semejante complicidad y sin una investigación institucional, la tragedia se convirtió en un crimen de Estado. Especialmente porque fue usado para inducir el miedo a una población civil sobre lo que podía ocurrirle si intentaba escapar del 'paraíso socialista' en que nos habían encerrado. Pero ni siquiera el terror funcionó".
"Se puede especular hasta el infinito sobre lo que puede pasar por la mente de quienes, sentados alrededor de la mesa donde se toman las decisiones, se miren los unos a los otros sabiendo que estarán pensando lo mismo: que ya los históricos no están allí para fruncir el ceño y que toda una nación aguarda ansiosa un nuevo rumbo, una impronta diferente. Pero ni siquiera existe la certeza de que se cumpla el plan", dice Reinaldo Escobar sobre la generación histórica.
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