LOS CORAZONES DESBOCADOS
Hemos andado por la vida
comiéndonos el mundo,
haciendo fuego de los días
y fogatas con el calendario.
Nada teníamos, nada podíamos perder.
Sólo contaba el hoy.
Demasiado aspaviento.
El futuro llegó sin avisar,
y aquellas llamaradas
hoy son patéticos rescoldos volviéndose cenizas.
Las pocas certidumbres
se convirtieron en grandes ignorancias.
Sólo nos han quedado
montones de papeles, cartas amarillentas,
algún remordimiento
y muchas fotos en una caja de cartón.
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