¡Qué
difícil resulta hablar de esperanza!
¡Qué
siniestro sacar un haz de luz
de la
entraña de la sombra!
¡Cuánto
rugido rebota en los cristales
hasta
penetrar la hoguera de los sueños!
No es
hora de pronunciar palabras sutiles
señoriales…
Es el
momento de ajustarnos el zapato
y
buscar raciones de humanidad entre las piedras
racimos
de estrellas que se fundan a las calles
niños
como ojos de luna
en la
sonrisa de la tierra
y
mujeres sin miedo a la putrefacción eyaculada.
Pero
qué difícil es enarbolar los corazones
hacer
de un verso tierno
la
universal trinchera
donde
se besen las palabras.
¡Qué
difícil!
MDenis©dondelloranlosángeles
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