JOSÉ KOZER, La Habana, 1940 –
Estados Unidos
ALGUNOS POETAS MUERTOS NOS
PLAGIAN
Algunos poetas muertos nos
plagian.
Su negro abrazo nos ciñe.
Afincan, abren las fauces.
Recobran el don que
perdieron.
Mis minutisas poseen.
Poseen mis saetas el calicó y
la gualdrapa.
Se apropian de mi padre el
sastre.
Marcan con jaboncillo (rojo)
la casa del judío.
A mi madre bordando junto a
un brocal usurpan.
De su útero extirpan mi voz
la destejen.
Sus letras negras exudo la
carcoma de sus palabras.
De sus plagios, yo. De su
continuidad, mi muerte.
Ante la puerta de bronce con
el guardián de caftán.
Sombrero de castor (rapada,
cabeza) otra puerta de bronce.
Entre paréntesis me plagian
los poetas muertos.
Entre paréntesis revuelven
mis estertores.
De mis cenizas, resplandecen.
Sus negros versos (témpanos,
de carbón).
Escoria este baile de
máscaras los cubos de mis ideogramas (desbordados).
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