jueves, 2 de julio de 2020

MI MODESTO PUNTO DE VISTA...


Desde hace algunos días he venido siguiendo a pies juntillas todo cuanto acaece en Cuba.
He visto como La Habana se derrumba, como tres niñas murieron aplastadas por un balcón y como solo un reducido grupo de artistas independientes salió a las calles a denunciar los hechos.
He visto, en incontables ocasiones, como detienen a los artistas independientes y los vuelven a soltar, convirtiendo la situación en un círculo vicioso.
He visto barrios, en plena pandemia, sin agua siquiera para lavarse las manos y a algunos de sus vecinos salir para exigir el bendito líquido dando cuatro gritos y utilizando los cubos como barricadas y, cuando llegan los patrulleros, los he visto retirar los cubos para abrir paso… Esta acción la he sentido como reverencia a los esbirros. ¡De pena!
La gota que colmó el vaso lo fue el asesinato del joven negro Hansel Hernández a manos de la Policía Nacional Revolucionaria y leer de la prensa oficialista sus consabidos pretextos para desprestigiar a la víctima. Por supuesto, esto conlleva a una ola de indignación por parte de la ciudadanía que, en la mayoría de los casos, se oculta por temor a las represalias.
De aquí que sienta una vez más que me derrota la impotencia y, sobre todo, la vergüenza hacia el pueblo que me vio nacer y crecer, ya no digo que mío porque “pueblo” son las personas que nos rodean y hace muchos años estoy apartada de aquel rebaño que, en ocasiones, me gustaría llamar “Patria”.
Una vez más ha quedado demostrado que el cubano olvidó su fibra mambisa exceptuando unos pocos jóvenes (me refiero al Movimiento San Isidro) que constantemente está poniendo su carne en el asador hasta las últimas consecuencias sin hallar el respaldo de la sociedad.
Aquel es un país cuyo pueblo solo espera la remesa que le llega del extranjero para poder “resolver”, pero que no da un paso hacia delante porque 61 años dan para mucho aprendizaje y mucho acomodo a las circunstancias.
Es cierto que fuera del agua se nada bien, pero también se es mejor espectador. Y, aunque digan que el 30 de junio fue una victoria, a estas alturas solo queda el desaliento (al menos en mí) porque pueblo es algo más que "cuatro gatos", como decimos nosotros. Ninguna verdadera libertad se ha conquistado con “doce hombres” ni con falsos mesías por mucho que intenten convencernos de eso. El pueblo de Cuba el pasado martes, tenía la obligación moral de salir a la calle, no específicamente hacia el cine Yara, que dista mucho de la manigua cuando Céspedes dio el Grito con doce hombres y acto seguido se sumaron centenares. No busquemos simbolismos, que ya sabemos a qué condujo aquella “Generación del Centenario” para escudarse en nuestro Apóstol. Y hablando de José Martí, para concluir, señalo su frase: “En silencio ha tenido que ser porque hay cosas que para lograrlas han de estar ocultas”. La unidad es imprescindible para lograr cualquier propósito de bien común… la unidad y la estrategia. Cuando ambas cosas se consigan, entonces sí será una victoria de la dignidad humana en nuestra isla.





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