En Cuba como en Chile
los
días son eternidades con sus gentes melancólicas
eternamente compradoras de cocuyos.
Por
eso
también
he cambiado el nombre de algunas cosas
y
a mis poemas
los
que me invento en las crisis de aburrimiento letal
les he puesto cáscaras de limón
para que presuman de maquillaje.
Crecen como los sargazos en palanganas
proliferándome
en los dedos y en las ilusiones
con
las que intercambio credenciales.
MDenis©Con-versandoconellos2019
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