miércoles, 10 de noviembre de 2021

Poema: LA TRAMPA de MARÍA ELENA CRUZ VARELA

 No obstante, sólo puedo alegar a mi favor

que a veces cedo.

Caigo en minúsculas trampas que nos arma la vida.

En trampas como jaulas para cazar gorriones.

Que algunos días. ¡Oh, días específicos!

Al abrir el balcón. Al asomarme y ver

con todos los sentidos.  Y oír con todos los sentidos.

Y oler con todos los sentidos. Soy un terco violín

en evidencia. A veces –excusa delirante-

la vida se me vira como un juego de cartas

mostrándome los triunfos.

Me enamora con labios nuevecitos.

Me apremia. Imprescindible. Un cuarto movimiento:

novena sinfonía de Ludwig van Beethoven.

Como una credencial. Un aquí está mi mano.

Mis millones de manos.

La piel se me estremece de piedad infinita:

El hombre mata. Muere. Miente. Roba. Claudica

de espaldas a esa música en un afán voraz de permanencia.

Confunde libertad con desplazarse.

El hombre duerme armado contra los otros hombres

y contra el hombrecillo

que habita los rincones más claros de su pecho.

A pesar de esa música. A pesar del balcón.

Del sol que estreno. A pesar de esa Oda feroz a la Alegría.

De la limpia mañana

que niega los despojos de la cena de ayer.

No obstante, digo. La vida hoy se presenta como un traje.

Y sé que es una trampa. 



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