Una situación inédita fue la que se vivió este martes en Artemisa, cuando varios trabajadores de Antillana del Acero se plantaron ante el presunto impago de dos meses de sus salarios e hicieron una huelga que obligó a cortar el servicio de tren a La Habana. Las autoridades admitieron los hechos un día después pero, sin revelar los motivos de los empleados, calificaron de "negligencia" el ejercicio de un derecho laboral que está entre los muchos que no existen en Cuba. La panadería San José de la calle Obispo, en La Habana Vieja, ha reabierto bajo gestión cooperativa y pone fin a su anterior etapa de decadencia, por la incapacidad estatal de mantener variedad de oferta a precios económicos. Pero ahora los productos son casi inalcanzables para un cubano medio y son los turistas quienes más se detienen ante el escaparate. "A nosotros la materia prima nos sale mucho más cara”, argumenta una empleada. Un pan Pullman, ya cortado en rebanadas, sale en 180 pesos. Ha pasado 69 días en aguas del Caribe mexicano, pero el buque Melody apenas ha descargado unas 2.000 toneladas de piedra rajón en Puerto Morelos de las 20.000 provenientes de Cienfuegos. El carguero tuvo que dejar las aguas de la isla de Cozumel para moverse al norte después de que la justicia paralizara sus movimientos, al menos temporalmente, para proteger el coral. Además, los costos se están disparando por los problemas legales que mantienen en el aire el rumbo del barco. Jorge Hernández Fonseca escribe sobre Cuba y el capitalismo mafioso ruso. "La dictadura política continuará intacta, la represión a opositores se incrementará para mantener prebendas materiales y de poder, y aquellos innovadores bien intencionados fuera del partido tendrán limitada su acción (...). Muy probablemente habrá 'comida' y algunos bienes materiales, y el día a día será más llevadero. No habrá libertad política y social, y lo único que se puede esperar del dictador y su cuadrilla es que, como en Rusia, sigan oprimiendo a su pueblo aunque le quiten la libreta de racionamiento". "Me jubilo sin júbilo alguno. Me retiro del 'columnismo'. Mis columnas, durante años, las distribuyó mi colaboradora más estrecha, Lucía Guerra. He cumplido 80 años. Padezco parálisis supranuclear progresiva (PSP). El nombre lo dice todo". Carlos Alberto Montaner, uno de los más brillantes adversarios del régimen castrista, publica su "última columna", donde repasa su trayectoria por la prensa de Miami y Madrid para decir adiós a los lectores. |
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