jueves, 1 de marzo de 2012

IX



Como todos, tengo mi credencial para andar sobre la línea.  Un paso en falso y dejaré de ser Hijo de Carpintero.  Entonces dirán: Hijo de Puta.  Alguien podría desclavar mis pies, pero no debe.  Sí.  Escuchamos la plegaria íntima para el próximo mercado.  Uno se muere un día después de la noticia.  No lograré echar pedacitos de pan al asesino, ni siquiera limosnas de rabia, a pesar de la hojarasca que ha caído.  Vibro en cierto rincón del mundo.  Nada más.  Seré el testimonio insuperable del renunciamiento.

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