El incienso germina en la estancia desierta. Quiero decir: llegará la hora de ponernos a los héroes en el pecho, de recorrer las viejas estaciones. Vendrá el momento de la próxima plegaria o de una flor. Alguna vez nos obligaron a apurar la risa tras los candelabros ocultos. Allí también hubo buena luz y nadie simulaba la vigilia. Dormíamos despiertos por mandato. A semejanza de las grietas encendíamos la muerte en búsqueda de la Caja de Pandora o la Caja de Sorpresa para cobijar nuestra ira.
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