traigo
las manos llenas de tu amor
en
la frente conservo el primer beso.
cuando
mi ardiente anhelo estaba preso
fuiste
brisa que alivió su dolor.
no
hay barrera imposible por quererte
que
mi gesto atraviese desmedido.
ni
huracanes, montañas ni el olvido
doblegarán
mi afán de ser más fuerte.
no
hay pájaro maldito ni demonio
que
logren mancillar esta alegría.
una
lágrima tuya es patrimonio
de
mi pausado andar en agonía.
eterna
es la partida contra el odio,
es
cordón que nos ata, madre mía.
de "Amores en soneto"
Pocas veces se encuentran sonetos tan perfectos tanto en la rima como en la métrica.
ResponderEliminar¡Felicidades!