No llovía.
Eras tú en el horizonte
quien desplegaba las alas
y no conseguí tu pecho abierto a la quimera.
Cualquier
verso que edifiqué
para después del amor
quedó bajo los adoquines de la memoria.
No llovía.
Solo tus manos
gotearon mi página
-todavía latido-
en la quebrada.
MDenis©2013
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