Mi profe querida. La noveleta infantil que me corrigió acaba de ganar un concurso para ser publicada aquí en Ecuador. Mil gracias por su sabiduría una vez más. Eternamente agradecida por todo lo que aprendí de usted. Un abrazo enorme. Gracias
Marlene
Mi querida Piccola, yo solo te di un empujoncito. Tu talento es innato y esta noticia me llena de alegría. ¡Vendrán más premios, de eso estoy segura!
Ahora dime cómo ha seguido tu mamá. Espero que se encuentre recuperada.
Un besote, ah, y al piccolino también!
Mi mami bien, ya de vuelta al trabajo.
¿Empujoncito? ¡Usted me descubrió!!!! Me enseñó lo más importante: a corregir!!!! A limpiar mis textos con cordura y sin compasión. Me mostró un camino y ha sido la revelación de mi vida. A pesar de los intervalos de silencio en mi escritura, siempre vuelvo al camino y siempre con sus enseñanzas. He dado otros cursos de literatura, he tenido otros maestros a los que les agradezco, pero cuando me enfrento al papel en blanco, o al texto terminado, listo para pulir, vuelvo cada vez a las reglas que me enseñó, a la exigencia que me inculcó. ¡La quiero y la extraño tanto! Besos para usted y Pía. Ojalá la vida me permita abrazarla pronto. Gracias.
Marlene
Me complace saber que para algo bueno he servido. Si algo reconozco en las personas, a simple vista, es la estrella del talento, y la tuya siempre brilló con luz genuina y humilde. Por eso te quise en mi tropa y te llevo conmigo como una de las joyas más preciadas.
Me alegra saber que tu mami no baja la guardia. Bésala en nuestro nombre.
Te quiero!!!
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