Heberto Padilla, el hombre arrestado por escribir poemaspor Manuel Díaz Martínez |
Por Douglas Gómez Barrueta
Sus versos fueron premiados, pero el reconocimiento se convirtió en castigo. Fue apresado, obligado a retractarse por sus palabras en un acto humillante. Marchó al exilio a los 48 años de edad, su obra fue prohibida en su patria y murió en un pueblo de Alabama hace 20 años. Su poesía sobrevive al sectarismo, a la política y a las modas. La calidad de su escritura se levanta sobre el olvido.
El poeta cubano Heberto Padilla estuvo tras las rejas durante 38 días, acusado de ser "enemigo del Estado". Al salir de la cárcel, fue obligado a decir públicamente que los versos que escribió en el libro ‘Fuera del juego’ habían sido “un error”. Este hecho, conocido en la historia como el ‘Caso Padilla’, ocasionó que importantes escritores europeos y latinoamericanos que habían sucumbido al embrujo de la Revolución Cubana dejaran de apoyarla, y en algunos casos se sumaran a combatirla por el resto de sus vidas. Era 1971.
“Lo conocí, aunque no lo traté de cerca. Lo vi varias veces en la desaparecida librería SIBI de Nancy Pérez Crespo. Era un gran conversador. Recuerdo su presentación en la Librería Universal cuando se hizo la edición conmemorativa por los 30 años de ‘Fuera del juego’ en 1998. El evento me entristeció, porque al verlo inquieto y a la defensiva, me di cuenta que Heberto Padilla nunca logró superar el Caso Padilla”, comenta Luis de la Paz, poeta y periodista cubano residenciado en Miami desde la década de los 80.
"Cada época tiene su estética y exige determinadas tareas para con el devenir literario; pero en este caso particular, salvo algunos detalles de cambios que impone el tiempo, la estética es muy parecida, porque la situación social que provocó el libro, se mantiene casi en el mismo lugar", responde Ena Columbié, poeta y crítica cubana residente en Miami, ante la pregunta ¿Considera que mantienen su vigencia los versos de Padilla? "Sí, definitivamente creo que los versos de 'Fuera de juego' son vigentes, la realidad actual cubana sigue siendo la misma".
“No puedo decir que soy una gran lectora de Padilla, pero estos versos (que leí primero como epígrafe en un poema del venezolano Luis Enrique Belmonte) han sido mi asidero durante mis dos emigraciones: "Dios mío, ten piedad del errante,/ pues en lo errante está el dolor". Padilla es ese errante, Padilla fue un paria”, afirma la poeta Kelly Martínez Grandal, quien nació en Cuba, llegó a Venezuela en la infancia y ahora reside en Miami.
“Estamos hablando todavía de ‘Fuera del juego’, y no porque sea un libro político, aunque en su momento fue un desafío al régimen. Independientemente de eso, hay grandes poemas de amor, homenajes a grandes escritores como el poeta chileno Vicente Huidobro y al peruano César Vallejo”, indica el escritor cubano José Abreu Felippe.
Padilla nació en Pinar del Río en 1932. Era nieto de un cultivador de tabaco. A los 17 años de edad publicó ‘Las rosas audaces’, su primer libro de poemas. Estudió filosofía y derecho en la Universidad de La Habana. Cuando los guerrilleros tomaron el poder en 1959, Padilla vivía en Estados Unidos. El joven escritor regresa a la isla y escribe para el suplemento cultural Lunes de Revolución y trabaja en la agencia oficial Prensa Latina en Londres y Moscú.
La caída en desgracia
La obtención del premio Julián del Casal de 1968, otorgado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), inició el calvario. El galardón fue decidido por un jurado compuesto por los cubanos Manuel Díaz Martínez, José Lezama Lima y José Zacarías Tallet, el peruano César Calvo y el inglés J. M. Cohen. El comité de premiación reconocía el valor poético del libro ‘Fuera del juego’. La decisión enfureció a las autoridades culturales de la isla, quienes presionaron a los miembros del jurado para revertir su escogencia, pero ellos se negaron.
“Hay poemas en ‘Fuera del juego’ que sobrepasan el contexto del propio libro y ejercerán un gran peso en la poesía cubana, como Poética, Una muchacha se está muriendo entre mis brazos y Los hombres nuevos, para solo mencionar unos pocos. Por otra parte, está el libro per se que mantiene su vigencia porque la causa que motivaron esos poemas todavía persiste en Cuba, que es el castrismo, que ha sobrevivido a muchos, incluso al propio Padilla”, afirma De la Paz.
Una lectura de poemas en la Universidad de La Habana –a los que tituló “Provocaciones”– causó el disgusto definitivo de los jefes de la dictadura. Padilla fue detenido, junto a su esposa Belkis Cuza Malé, en la mañana del 20 de marzo de 1971, acusado de ser “enemigo del Estado” y de tener contactos con agentes de la CIA. El 27 de abril del mismo año fue llevado a una sesión pública de la UNEAC a realizar el acto que marcaría su vida: la confesión de “sus errores”.
“El motor de mi poesía ha sido el pesimismo, el escepticismo, el desencanto. Y ese libro, ‘Fuera del juego’, está marcado por ese escepticismo y por esa amargura. Ese escepticismo y esa amargura no entusiasman y no llevan a la revolución. Esos poemas llevan al espíritu derrotista, y el espíritu derrotista es contrarrevolución”, se acusaba a sí mismo Padilla, luego de haber sido torturado.
La ruptura de los intelectuales
El llamado ‘Caso Padilla’ hizo que un grupo de importantes intelectuales dejaran de apoyar a la dictadura de Castro. El primer comunicado de protesta fue escrito en la casa del peruano Mario Vargas Llosa –que en ese entonces vivía en Barcelona– por los españoles Josep María Castellet, Juan Goytisolo, Luis Goytisolo, el alemán Hans Magnus Enzensbeger y el propio anfitrión.
“Los abajo firmantes, solidarios con los principios y objetivos de la Revolución cubana, le dirigimos la presente para expresar nuestra inquietud debida al encarcelamiento del poeta y escritor Heberto Padilla y pedirle reexamine la situación que este arresto ha creado”, decía el escrito.
Entre las firmas, destacaban las de los franceses Simone de Beauvoir, Marguerite Duras, Hélène Parmelin y Jean-Paul Sartre; los italianos Italo Calvino y Rossana Rossanda; el argentino Julio Cortázar; los mexicanos Carlos Fuentes y Octavio Paz y el español Jorge Semprún, entre otros. El apoyo del colombiano Gabriel García Márquez fue agregado sin su consentimiento por sugerencia de su amigo y compatriota Plinio Apuleyo Mendoza.
El segundo comunicado tuvo un tono más crítico que el primero. “Creemos un deber comunicarle nuestra vergüenza y nuestra cólera. El lastimoso texto de la confesión que ha firmado Heberto Padilla sólo puede haberse obtenido por medio de métodos que son la negación de la legalidad y la justicia revolucionarias. El contenido y la forma de dicha confesión [...] recuerda los momentos más sórdidos de la época stalinista”.
Se agregaron a este documento las firmas de los italianos Giulio Einaudi y Pier Paolo Pasolini; los mexicanos Carlos Monsiváis y José Emilio Pacheco; el venezolano Adriano González León y la estadounidense Susan Sontag, entre otros. Cortázar y García
El exilio y los días finales
La vida de Padilla en la isla se convirtió en un infierno. Sus libros fueron ocultados y su obra prohibida. Ignorado y borrado de la historia oficial de su país. Fue expulsado de Cuba en marzo de 1980 y se exilió en Nueva York. Publicó en Estados Unidos y España la novela “En mi jardín pastan los héroes” (1981) ; un libro de recuerdos “La mala memoria” (1989); y varios libros de poemas: “Provocaciones: (1973) , “El hombre junto al mar” (1981) , “Un puente, una casa de piedra” (1989).
“Tengo la impresión de que, más allá del nombre, no es un autor frecuentemente leído entre las nuevas generaciones de poetas, pero puedo estar equivocada. Al menos no es uno del que se hable mucho y tal vez, si se hace, sea para mencionar más el ‘Caso Padilla’ que la misma obra”, asevera Martínez Grandal. “Por supuesto, estoy hablando desde y sobre un contexto particular: Miami, donde el caso no solo se menciona como ejemplo de persecución del régimen castrista hacia los intelectuales, sino también como ejemplo de lo implacable que puede ser el lado más radical del exilio cubano, que nunca perdonó al poeta”, enfatiza.
De la Paz cree que la obra de Padilla sí es recordada, apreciada y leída entre los escritores cubanos del exilio, y también entre lectores de otras nacionalidades. “Durante las conmemoraciones por los 50 años de ‘Fuera del Juego’, en 2018, se realizaron varios eventos rememorando el poemario, algunos los convocó el Pen Club de Escritores Cubanos en el Exilio y en mi propio espacio cultural, Viernes de Tertulia, también se realizó una lectura colectiva de poemas de Padilla. Por su parte, la Fundación Heberto Padilla realizó también un recital en el American Museum of the Cuban Diaspora. No recuerdo si la Feria del Libro de Miami hizo algo ese año, creo que no” explica.
"Debería ser leída –asevera Columbié sobre la obra de Padilla– no sólo por su condición histórico-social, sino también porque marca el comienzo del destape de las verdaderas intenciones de una revolución “verde como las palmas”. Pero sobre todo, porque la tradición literaria está indisolublemente ligada a la renovación en un juego dialéctico endemoniado y provocador, donde todos somos influenciables, influidos y con mucha pero mucha suerte, nos tocará influir", señala la escritora.
“No se puede olvidar que Dones e Infancia de William Blake, que están recogidos en ‘El justo tiempo humano’, son dos poemas fundamentales de la poesía cubana. Sin duda ha habido y se mantiene, un interés permanente por su obra”, asegura De la Paz. “Es un buen libro de poesía, aparte del desafío político hay una poesía imperecedera en este libro, una poesía que va a permanecer”, remarca Abreu Felippe.
Heberto Padilla dictó clases en las Universidades de Princeton, Nueva York, Miami y Auburn. Allí murió de un infarto el 25 de septiembre de 2000. Sus versos siguen iluminando el tiempo, imponiéndose sobre la barbarie y recordando el dolor que causa el comunismo. La mejor forma de homenajearlo es leer su obra.
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