Poda mis manos ahora que el corazón viste sus galas y sale al mundo entre cuatro paredes para reconocerse en los parques. No es lícito visitar las iglesias del hombre, hacer salpicar nuestras gotas de alma. Alguien domestica los lirios y no importa. Tú darás testimonio de mi cuerpo cuando no quepan sepulcros en la tierra. Puedo incendiarlo todo… hasta la súplica: suicidio equivalente al acto de fe que me negaron.
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