jueves, 22 de septiembre de 2011

De BAJO EL CIELO DEL EXILIO

CASI PUNTO FINAL

La vida continúa… ¿Cómo olvidar que la lluvia ya no bañará mi cuerpo? ¿Y que este día mañana, ya no será más este día? Será uno más del infinito perdido entre el oleaje de la memoria… Odio los relojes con su puntualidad. Indican que mañana será un eslabón más en la cadena del tiempo y, por tanto, estaremos otro día más viejos y distantes… ¿Cómo olvidar que llegará con mucha vida otro día cualquiera, otra noche y punto? Los días son frenéticos menguantes de la historia y nuestra historia se escribe con saliva. Por lo pronto, soy la lunática que afila el verso y lo convierte en garra para embestir otra suerte. No quiero fama ni gloria. Solamente aspiro a un pedazo de estrella… ¿Cómo trascender el silencio? ¿Qué piedras atesoran el secreto de mi manojo de angustias? Una vez fuimos todos matados por el hambre y ahora, que vivo, zozobro. ¿Cómo recibir los donativos del buen estado de ánimo? ¿Quién desata las legiones de honor de la conciencia o le pone el cascabel al gato? ¿Quién eyaculará otra esperanza? ¿Cómo ser mejor? La claustrofobia digiere la última lágrima. Ya nadie pone en jaque a la reina. ¡No hay reina! Sólo las bocanadas de humo atestiguan que me asesino mientras me desnudo y abro la ventana… ¿Dónde está el cielo? Repican las campanas una vez, otra y otra… mientras en la capilla alguien reza por mí. ¡Ojalá aparezca algún arcángel! Alguien envía mensajes desde Cuba. Texto fiel: ¿qué es la libertad? A veces soy enmienda y, otras, la alucinada, aunque todos falten a la cena de mi cuerpo. Cualquier enfrentamiento puede ser mortal… No puedo ir al mar como lo hacen los tristes… La bahía abre sus piernas al forastero de lujo… Por eso no puedo ir al mar. Padezco de espasmos terrenales… ¡Cierren las puertas! ¿Es consecuencia de culpa original? ¿Hay culpa original? La epidemia del súper-hombre está de moda. OJO: ¡no beber la luz, ni te dejes cegar por las noticias! Puntos suspensivos o clave morse que da un puntapié a mi cabeza, aunque de esto no voy a morir… No voy a morir ningún jueves del alma. Esos son exclusivos de Vallejo que sufrió su dolor sólo como el de César Vallejo y no como el de Jorge Cristóbal, a quien le amputaron la lengua cuando quiso decir PAZ y trató de arrancarse la cruz sobre arena movediza… ¡Sorpresa: fui la ermitaña más pública de las Oficinas de Emigración de La Habana! OJO: ¡no beberse la luna! Por la ranura de la capa de ozono se escapa la vida… Yo no sé: soy una muerta muy loca… ¿Quién me explica el más allá de la muerte? He apostado todo al polvo para que alguien me desmienta. Un gato se descuelga por el balcón de mis ojos mientras entrego la imperfección de mi costilla al santo sacramento de la patria. OJO: ¡Patria es igual a Partido! Pero somos muchos partidos por el eje de la intelectualidad ciudadana… Alguien me confiscó la sonrisa cuando apuñaló mi visado. ¿Cómo traspasar nuestro callejón? Los cronistas duermen la siesta de los breves desastres y yo tomé como derrotero un avión rumbo al Nunca Jamás. ¿Cómo fulminarme en esta página? ¿Acaso la verdad puede promover ciertos delirios? ¿Acaso la verdad puede resumirse en un panfleto? San Comunismo es el despojo de mis honras fúnebres. La castrofobia es el padecer atroz de este colapso, el pecado capital de mis manías y del destierro a otra copa de amargo vino…

1 comentario:

  1. Este monólogo, escrito en prosa poética, pertenece al libro inédito "Bajo el cielo del exilio"

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