en una esperanza tan duradera como la vida
estoy hecha un nudo:
círculo vicioso del que a veces me espanto
referéndum del oprimido
donde mi voto es submundo
y anfitrión de estos desmanes.
padezco de paranoia en el bolsillo izquierdo
-y en el derecho de
ausencia-
de golpizas nevadas en el cuero cabelludo
de infinitas marcas en el rostro
que
fluctúan
entre lágrimas y maquillaje milenario.
puedo rimar las olas de la diáspora
recibir invitaciones a la pena de muerte
y jugar con las palabras.
traigo un manjar de nubes
una sensación en la lengua
que
no me deja escribir este raptus de locura
mientras la atrofia se sumerge en el borde de mi cráneo.