MIS SENCILLOS
VERSOS DEL ALMA (A pesar de la sequía)
Apóstol, voy a parafrasearte cuando la
vida continúa igual
He querido ser
sincera
más allá de la
palabra
pero está el
abracadabra
de mi semilla
extranjera.
Ya busqué en la
patria mía
no el diamante que
enajena
sino la tierra
serena
por Martí ansiada
algún día.
El tiempo es un
manantial
de promesas y
mentiras,
dulce clavel y las
iras
convertidos en
cristal.
Quisiera ser el
anverso
de la tierra y de
la mar.
A veces quisiera
estar
entre la tinta y el
verso.
Yo quiero cuando
reviva
encontrarme entre
los buenos
sin mentiras y sin
frenos
en libertad no
furtiva.
No debo hallar en
mi losa
más lágrimas entre
ruinas.
Mejor dejad las
espinas
y cantadme alguna
glosa.
Entre flores y
banderas
también se
encuentra derrota.
Prefiero justa mi
bota
ermitaña sin
fronteras.
Al mundo voy con
dolor
del mundo vine sin
pena
y soporto la
condena
de un recuerdo sin
amor.
No he sido de parte
alguna
y en ninguna parte
estoy,
simplemente lo que
soy
es un átomo de
luna.
He visto espuma en
el monte;
en el monte, la
espesura;
en mis calles, la
amargura:
encadenado
horizonte.
Probé azar, vicio y
estrella
en guaridas de la
noche.
Fui reina y también
fantoche,
tálamo, placer y
huella.
Con Caronte va la
gente
sin darse cuenta
siquiera
que el ritmo marca
a cualquiera
siempre en el mismo
puente.
Tengo tu
copa con alas
rebosada
de poesía
cuando
pierdo la alegría
tomo la
fe que acaudalas.
Enciendo con ironía
el pabellón de mi
suerte.
Aborrezco el
“patria o muerte”
que asoló
aquella armonía.
Los testaferros del
odio
fueron las huestes
vecinas
que apostadas en
esquinas
tramaban vil
episodio.
Al cumplir mi sueño
errante
-entre muro y
patrimonio-
hallé escombros y
un demonio
que me hicieron
emigrante.
Yo soy el águila
herida
que busca quien le consagre
y en la miel halla
vinagre,
y en el vinagre, su
vida.
Mi luz, -escarlata
túnica-
ilumina cualquier
vía:
espada y copa
sombría
fe de acero, triste
y única.
Cuba me hirió en el
costado.
Sangré mil veces su
angustia
hasta hallar mi
rosa mustia:
esta España la ha
secado.
No iré jamás a lo
oscuro
a morir entre el
espanto,
con las rimas que
ahora canto
ya me maté con
cianuro.