Quizás algún día
haya otra navidad menos descalza
que sacuda las
ganas de reír
y convide a un
buen trago de sensatez
ante la barra de
los merecidos sueños.
Quizás podamos
disfrutar de un minuto sin fronteras
de un mínimo
segundo que devuelva calendarios
epopeyas ridículas
y aquellos aviones
que nos trajeron hacia el Nunca.
Quizás algún día
consiga desplomarse el mundo
ajeno a la
mediocridad del pensamiento
y Noé pueda prevenirnos
entre las mieles del pasto.
De cualquier modo
llevo mis
pertenencias a dondequiera que la marea me conduzca
herejías en el escrúpulo
meridional de la esperanza
y sus credos bajo secreto sumario.
Aquí o allá
antes o después
estoy rompiendo la gramática del tiempo.
El hedor de la
mierda que traigo en el zapato
no me permite
concentrarme en el futuro.
Cierto arte
rupestre afirma que pronto tocaremos el fin
y me quedo en
esta soledad vestida de pirámide
como humo entre las paredes que jamás serán mi casa.
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