lunes, 30 de enero de 2012

XXI



si he dejado la piel en sus manos
cuida mis huesos.
cuídame
si los domingos caen como gotas de ausencia
o descubro que mi sombra padece.
mía es la culpa del amor y de la carne.
cuídame
del dulce consuelo que fornica con el insomnio.
he dejado la piel entre los árboles
para convocar nuevas iras
                        con sus jaurías informes.
reparte tu bendición entre las piedras que me faltan
para el invierno y los golpes:
ese templo del alma
                         que no soporta el disfraz

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