miércoles, 14 de marzo de 2012

XXI


Poda mis manos ahora que el corazón viste sus galas y sale al mundo entre cuatro paredes para reconocerse en los parques.  No es lícito visitar las iglesias del hombre, hacer salpicar nuestras gotas de alma.  Alguien domestica los lirios y no importa.  Tú darás testimonio de mi cuerpo cuando no quepan sepulcros en la tierra.  Puedo incendiarlo todo… hasta la súplica: suicidio equivalente al acto de fe que me negaron.

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