REFLEXIONES DE NÓMADA
Todo
lugar espera por mí: la casa, el barrio, el museo de armas, algún sexo
inoportuno, un poema tibiamente insólito… Están todas las puertas, menos el mar.
Tras él hay unos ojos en comunión con la noche. Un conglomerado de estrellas
para mis ruinas. He de seguir
coleccionando piedras: trampas para el corazón y la memoria… Quizás la nieve comienza
a tocar mi raciocinio o alguna melodía que se calla. Sigo a la diestra del abismo
mientras enlazo cada minuto que dejé atrás con el violento paso del eterno tren
y otros besos… La claridad de su pupila
es mi ceguera… Recuerdo sus mariposas por el lecho. El pálpito de la sed en
medio de la ciudad. Morir en sus brazos y redimir la última estocada.
Todo lugar me espera ahora… Ya no es Piazzale Michelangelo ni el buongiorno… Es Muelle
de Luz, Cristo de Casablanca… La Mezquita de Córdoba o Las Ramblas de las Flores
donde no seré virgen de cera para recordar la historia… Todo rincón será
nuestro… El mundo ya no es mundo. Es la otra parte. No seré la mujer que reposa
en sus papeles o la devota. Soy el fantasma de mi espectro. No puedo
repartir panes ni peces. Ni siquiera soledad. Mi ausencia está aquí. Tortura
los caminos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario