“_¿en dónde
tejemos la ronda?
_la haremos a
orillas del mar…”
ya reconozco el
olor a tierra mojada:
crece el perfume
al robar el sonido
que la entraña embiste ante la
noche desierta.
son las
criaturas invisibles
que florecen en tu
patio
el corazón que
aletea
una estrella
dulce
-que amantísima en la calle-
circunda estos versos.
no es el pan o
la nostalgia
ni estampitas o
padrenuestro
¡es Dios!
quien apaga
cualquier silencio
que pueda sumirnos en la penumbra.
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