lunes, 30 de diciembre de 2013

NOTA

Es bueno, aun en período de festividad, no permitir que nuestra memoria se empañe. El pasado día 27 (vengo con retraso) se conmemoró el 75 aniversario en que el poeta y ensayista Ósip Mandelstam dejara su fructífera existencia en uno de los campos de concentración del oriente siberiano, implantados por Stalin. Fueron muchos los intelectuales rusos, oponentes a la ola bolchevique, los que perecieron en aquellas ramificaciones infernales sin explicarse el porqué habían sido arrojados a tal suerte.
Pero Mandelstam sí lo sabía, su epigrama contra Stalin, "El montañés del Kremlin", fue la causa: Vivimos sin sentir el país a nuestros pies... Poco ha variado la historia desde entonces. La crueldad se manifiesta de modo refinado, y nos obliga a vivir sin sentir el mundo a nuestros pies y a evitar que las palabras lo digan todo.

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