La vocación del pecho tras la quimera
no puede ser otra cosa que recopilar espasmos
dispersos en el vendaval
entre
los copos de sensatez que aún nos queda.
Sé que organizar el mundo es broma inacabada
que bien podría ser un gesto de mal gusto
si
el amor ha sido incompetente o de mentira.
Vamos con los ojos vendados
directos al paredón de la censura.
Vamos a sonreír...
Qué bien, amiga. Estupendo poema.
ResponderEliminarBeso